El análisis de la conflictividad social es fundamental para comprender la situación actual del país. Cada vez más esta temática toma una posición más importante en el desarrollo estratégico del país. La recolección de información e identificación de variables es primordial para generar datos precisos en torno a la conflictividad social y que esto se traduzca en información sustancial para la toma de decisiones sostenibles.
Para comprender esa conflictividad social es importante tener presente que un conflicto social es un proceso donde un actor, grupo o movimiento expresa una situación de malestar, de inconformidad, de desacuerdo que lo manifiesta a través de demandas y medidas de presión en un espectro de acción entre lo pacífico y lo violento, actuando con expectativas de mejora, de defensa de una situación preexistente o proponiendo un contraproyecto social o político, frente a alguna instancia pública o privada a la que considera opuesta a sus expectativas, aversiva a condiciones existentes, opuesta a su proyecto social, económico, político, cultural, ambiental o bien, que afecta derechos.
Dichas expectativas de mejora, de defensa o rechazo de una situación, política o proyecto, encuentran su origen en una matriz de causas estructurales y/o coyunturales que se interrelacionan y que se constituyen en los generadores que inciden en la realización de las Acciones de Conflictividad Social (ACS) y justifican la existencia de un conflicto social, el cual, puede ser multicausal y multidimensional y dependiendo del tratamiento que se le brinde por parte de las autoridades, puede llegar a escalar y dar origen a otra serie de acciones y complejidades.
En los últimos 8 años AYSSA-SACS ha registrado más de 180 tipos de generadores de ACS en Guatemala.